La democracia, concebida desde el vasto campo del derecho a la información, algunas veces trae sorpresas y, en otras ocasiones, hasta situaciones imprevisibles. Recordemos que, cuando hablamos del derecho a la información, nos referimos a un régimen en el cual, siempre se tiene como presupuesto esencial para la deliberación, el conocimiento previo, o los mensajes, suministrados con suficiente anticipación, claros y concretos, para posibilitar el estudio, el debate, la confrontación, la reflexión y, finalmente, la decisión. Por eso, los resultados de las elecciones presidenciales del domingo 30 de mayo de 2010, constituyen una plena demostración de esta hipótesis, en el sentido de cómo, cuando casi todas las encuestas aseguraban un empate técnico entre los dos aspirantes, Juan Manuel Santos y Antanas Mockus, el primero, ganó al segundo y lo superó por una cifra que es mayor al doble de los votos alcanzados por el contrincante.
Un breve análisis de la situación previa a las elecciones, nos permiten afirmar que todos los aspirantes tuvieron la oportunidad de explicar sus propuestas, aunque faltaron debates, porque en la mayoría de las veces, se realizaron entrevistas en la televisión y no, propiamente, debates, pues éstos, por su propia naturaleza, implican controvertir una propuesta, examinarla a fondo, expresar distintos puntos de vista, que van desde rechazarla, con suficientes argumentos, hasta sustituirla por un nuevo proyecto.
La democracia informativa, entendida como la satisfacción del derecho a la información de la inmensa mayoría de colombianos, con especial énfasis en quienes ejercieron el voto, significa que dicho público, fue ampliamente enterado del plan de gobierno de cada candidato; que además, las encuestas daban a conocer sus resultados; y que los ciudadanos tuvieron tiempo de pensar en cuál era el candidato de su preferencia, de acuerdo con los criterios que cada persona construía como base para tomar la determinación antes de votar y hacerla realidad en el momento de acudir a los lugares de las elecciones.
Sin embargo, las proyecciones de las encuestas, al final del proceso, no fueron acertadas en sus predicciones. ¿Por qué razones? Muchos son los argumentos para tratar de explicar el complejo proceso que se vivió antes del domingo 30 de mayo. Nosotros, solamente nos atrevemos a sostener que la actual sociedad colombiana, vive un proceso informativo, que cada día es más intenso, sobre todo, durante la época anterior a las elecciones, como fueron las presidenciales.
Por consiguiente, en este caso concreto, nos atrevemos a aseverar que por el pluralismo en los mensajes que nos proporcionaron los medios de comunicación, en torno al proceso electoral, lo mismo que por el pluralismo ideológico que difundieron los partidos políticos que apoyaban a los candidatos, contribuyeron a que nuestra sociedad, cada vez más deliberante, formara grupos de opinión pública, alrededor de las ideas de los aspirantes a la presidencia de la república.
Luego, y de una manera libre y cambiante, según los nuevos argumentos que se conocían, los votantes tuvieron elementos de juicio para decidir. Por eso, los resultados del domingo 30 de mayo, son las sorpresas de la democracia informativa, que son apenas connaturales a la sociedad de la información, como la nuestra, que avanza en un gran proceso de discusión. Así lo sostenemos en el libro: Los Periodistas y el Derecho a la Información en Colombia, cuya obra, se puede consultar y bajar un resumen de la misma, para mayor ilustración, en esta dirección: www.azaelcarvajal.com El autor, tiene enorme interés en conocer los puntos de vista de quienes consulten el libro, en cuyo portal, habrá novedades, para enriquecerlo y convertirlo en un medio de permanente consulta.
lunes, 31 de mayo de 2010
martes, 25 de mayo de 2010
Las elecciones, la democracia y la libertad de expresión
El próximo domingo, 30 de mayo, estamos convocados TODOS los colombianos para elegir al presidente de Colombia, que gobernará del 7 de agosto de 2010 hasta la misma fecha de 2014. Han pasado varios meses de campaña. Los distintos medios de comunicación han estado informando y opinando sobre este proceso. Han cumplido una misión esencial de una democracia: ilustrar a los ciudadanos para que analicen, discutan, comparen y, finalmente, tomen la decisión que crean que es la más convincente. Por los resultados de las encuestas y los demás cálculos, las predicciones vaticinan una segunda vuelta, que será el domingo 20 de junio. Hasta allí, cumplimos un formalismo interesante, pero que no puede concluir con la elección del gobernante. Por tanto, es necesario reflexionar sobre las futuras acciones del ciudadano frente al presidente elegido. Quiere decir que todos los días, debemos estar atentos a las declaraciones, informes, actos, anuncios y demás expresiones del gobernante. Porque, precisamente, la democracia, vigente y vigilante, nunca podrá estar aislada de las distintas autoridades, porque ellas, frente a nosotros, tienen grandes compromisos, cuya realización, así algunas veces, justifiquen tardanzas o hasta modificaciones, no podemos descuidar ni ignorar. Para ejercer tan trascendental misión, tenemos un gran apoyo en los medios de comunicación. Ellos han sido considerados como "el perro guardián de la democracia". Por eso, las funciones que han asumido, libre y responsablemente, las deben desarrollar siempre, para contribuir a crear una opinión pública, también libre y deliberante. En caso contrario, no podríamos afirmar que la democracia colombiana se consolida todos los días, porque estaría ocurriendo todo lo contrario. Somos optimistas de tan nobles propósitos. Creemos en que los periodistas, con su trabajo, han de aportar todo su quehacer intelectual para que la sociedad, en general, como sujeto universal del proceso informativo, pueda satisfacer a plenitud, su derecho fundamental a estar adecuadamente informado, para que al mismo tiempo, pueda ejercer los demás derechos que le corresponden como ciudadano que es. Precisamente, para una mayor ilustración, de TODAS LAS PERSONAS que lean este blog, las invitamos a conocer la obra: Los Periodistas y el Derecho a la Información. Basta con consultar esta dirección: www.azaelcarvajal.com
lunes, 17 de mayo de 2010
Internet: ¡el gran aporte para la libertad de expresión!
Este lunes 17 de mayo, celebramos en el mundo entero, el día de la internet y de las telecomunicaciones. Sobran las palabras para destacar y reconocer el gran aporte de la “red de redes”, para que los ciudadanos del mundo entero, tengamos la posibilidad de participar y aprovechar al máximo, su desarrollo constante, para aplicarlas a las actividades cotidianas. En el caso de Colombia, tenemos dos razones especiales para reflexionar sobre los efectos, tanto inmediatos, como futuros, de las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones.
Estamos en la campaña electoral para escoger el próximo presidente de la república. Todos los candidatos son, lo suficientemente conscientes de la necesidad de su uso. Por eso, nos hallamos ante un nuevo escenario de un régimen democrático –porque no podrá existir como tal en un régimen autoritario: Cuba y Venezuela-, conocido también como “la nueva plaza pública”, o “el ágora del momento”, o “el foro cibernético”, que está convocando, estimulando, sumando y facilitando la participación de un grueso número de personas, antes apáticas a la política, por diversas razones, para que ahora, sí se interesen por este proceso electoral y, finalmente, sean determinantes en los resultados del domingo 30 de mayo. Y, ojalá, no fuera necesario tener una segunda vuelta, lo que parece, hasta el momento, inevitable, porque seguiríamos con gran expectativa hasta el domingo 20 de junio.
Basta con un corto recorrido a cada página web de los candidatos, para apreciar, desde el diseño hasta la manera de informar, de comunicarse con los visitantes y de exhortarlos para conseguir el apoyo de cada uno, y la invitación para multiplicar los simpatizantes. Es apenas natural, que dentro el ejercicio de una campaña pedagógica electoral, fundada en el pleno ejercicio de la libertad de expresión y en el respeto de los derechos ajenos, las distintas propuestas, sobre los asuntos de mayor interés, estén debidamente sustentadas, con la pretensión de convencer y conquistar el voto. Es la nueva forma de establecer un diálogo público, de deliberar, de confrontar, de reflexionar y, finalmente, de decidir. Estamos convencidos de que los resultados de las votaciones, tendrán un gran soporte en el trabajo que se realice en la red. Por eso, todos estamos pendientes de lo que ocurra en estos días hasta la culminación del proceso. Tendremos una enorme experiencia y un aprendizaje para los días venideros.
La segunda razón para reflexionar la encontramos en el desarrollo de la Ley 1341 de 2009, por la cual se definen principios y conceptos de la sociedad de la información y la organización de las tecnologías de la información y las comunicaciones, TIC. En concreto, nos referimos, a que el anterior Ministerio de Comunicaciones, ahora llamado Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, tiene asignadas varias tareas esenciales, las cuales ameritan un examen más detenido, como lo encontramos en el Capítulo VII del libro que está en circulación: Los Periodistas y el Derecho a la Información en Colombia. Para una primera aproximación al tema, remitimos a esta dirección, www.azaelcarvajal.com
Estamos en la campaña electoral para escoger el próximo presidente de la república. Todos los candidatos son, lo suficientemente conscientes de la necesidad de su uso. Por eso, nos hallamos ante un nuevo escenario de un régimen democrático –porque no podrá existir como tal en un régimen autoritario: Cuba y Venezuela-, conocido también como “la nueva plaza pública”, o “el ágora del momento”, o “el foro cibernético”, que está convocando, estimulando, sumando y facilitando la participación de un grueso número de personas, antes apáticas a la política, por diversas razones, para que ahora, sí se interesen por este proceso electoral y, finalmente, sean determinantes en los resultados del domingo 30 de mayo. Y, ojalá, no fuera necesario tener una segunda vuelta, lo que parece, hasta el momento, inevitable, porque seguiríamos con gran expectativa hasta el domingo 20 de junio.
Basta con un corto recorrido a cada página web de los candidatos, para apreciar, desde el diseño hasta la manera de informar, de comunicarse con los visitantes y de exhortarlos para conseguir el apoyo de cada uno, y la invitación para multiplicar los simpatizantes. Es apenas natural, que dentro el ejercicio de una campaña pedagógica electoral, fundada en el pleno ejercicio de la libertad de expresión y en el respeto de los derechos ajenos, las distintas propuestas, sobre los asuntos de mayor interés, estén debidamente sustentadas, con la pretensión de convencer y conquistar el voto. Es la nueva forma de establecer un diálogo público, de deliberar, de confrontar, de reflexionar y, finalmente, de decidir. Estamos convencidos de que los resultados de las votaciones, tendrán un gran soporte en el trabajo que se realice en la red. Por eso, todos estamos pendientes de lo que ocurra en estos días hasta la culminación del proceso. Tendremos una enorme experiencia y un aprendizaje para los días venideros.
La segunda razón para reflexionar la encontramos en el desarrollo de la Ley 1341 de 2009, por la cual se definen principios y conceptos de la sociedad de la información y la organización de las tecnologías de la información y las comunicaciones, TIC. En concreto, nos referimos, a que el anterior Ministerio de Comunicaciones, ahora llamado Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, tiene asignadas varias tareas esenciales, las cuales ameritan un examen más detenido, como lo encontramos en el Capítulo VII del libro que está en circulación: Los Periodistas y el Derecho a la Información en Colombia. Para una primera aproximación al tema, remitimos a esta dirección, www.azaelcarvajal.com
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lunes, 10 de mayo de 2010
¿Celebramos Día Universal de la Libertad de Expresión o de la Libertad de Prensa?
El pasado 3 de mayo, celebramos un acontecimiento de mucha trascendencia para las personas naturales, para los profesionales del periodismo y de las comunicaciones y para las empresas periodísticas y de las comunicaciones. Ampliamos la afirmación, al explicar que dicho certamen nos vincula a todas las personas naturales, porque somos los sujetos universales del proceso informativo. Se relaciona con los profesionales del periodismo y de las comunicaciones, porque ellos son los llamados sujetos cualificados del proceso informativo. También vincula a las empresas periodísticas y de comunicaciones, conocidas como los sujetos organizados del proceso informativo.
Aclaramos que el proceso informativo es la forma de vivir de la actual sociedad, que otros llaman sociedad de la información o sociedad del conocimiento. Pero en esencia, debemos hacer hincapié en que el proceso informativo se concreta y se realiza en la sociedad del presente, cuyos actos se proyectan al futuro. Es la sociedad del diálogo, de la deliberación, de la democracia participativa mediante el uso de la palabra y del respeto por los derechos ajenos. En otras palabras, es la sociedad que está relacionada con las comunicaciones en todas partes: en la familia, en el trabajo, en el estudio, en los negocios y entre ciudadanos y gobernantes.
Aunque el proceso informativo, para mayor comprensión, se compone de cinco elementos –poco a poco los conoceremos-, en esta oportunidad, sólo nos referiremos, dentro de los sujetos, al universal y al organizado, porque son los dos, los que tienen mayor conexidad, con el acontecimiento que acabamos de celebrar, el cual nos da pie para preguntar: ¿Día Universal de la Libertad de Expresión o de la Libertad de Prensa?
Conceptualmente, somos partidarios de hablar del Día Universal de la Libertad de Expresión, porque su contenido, se concreta y se aprecia con el ejercicio que hace cada persona natural de tan importante libertad, que también tiene un alto contenido de derecho. Es el derecho a la libertad de manifestar los pensamientos, las opiniones, los datos adquiridos en la vida cotidiana y, en general, de todos los mensajes que cada ser elabora, después de reflexionar, para luego, ponerlos en conocimiento de los demás.
En cambio, la Libertad de Prensa, sigue siendo un concepto decimonónico. En la actualidad, su contenido se consolidad con el ejercicio complementario de otros derechos fundamentales como el derecho a la asociación y el derecho a fundar medios de comunicación. Para hacerla realidad, los interesados aportan recursos económicos, adquieren bienes como edificios, equipos tecnológicos, trazan derroteros ideológicos, seleccionan y vinculan el personal cualificado, y el medio de comunicación nace y sale a la calle.
La celebración puede ser para ambos derechos, pero para ejercer el primero, no se necesita de tener el propio medio de comunicación. Con unos cuantos recursos económicos, es posible la difusión del mensaje. Sin embargo, la segunda libertad, que como la primera también es un derecho, es esencial en un sistema democrático para que el medio de comunicación, además de contar el acontecer, cumpla otras funciones esenciales, como la vigilar los actos de los gobernantes y defender las libertades públicas. El debate será más interesante, en la medida en que expresemos nuestros puntos de vida sobre la eficacia, tanto del Derecho a la Libertad de Expresión, como del Derecho a la Libertad de Prensa. Abrimos las puertas para la deliberación. Y, sobre todo, cuando nos hallamos en la campaña electoral para escoger en futuro presidente de la república. ¡Animémonos a pensar y a escribir!
Aclaramos que el proceso informativo es la forma de vivir de la actual sociedad, que otros llaman sociedad de la información o sociedad del conocimiento. Pero en esencia, debemos hacer hincapié en que el proceso informativo se concreta y se realiza en la sociedad del presente, cuyos actos se proyectan al futuro. Es la sociedad del diálogo, de la deliberación, de la democracia participativa mediante el uso de la palabra y del respeto por los derechos ajenos. En otras palabras, es la sociedad que está relacionada con las comunicaciones en todas partes: en la familia, en el trabajo, en el estudio, en los negocios y entre ciudadanos y gobernantes.
Aunque el proceso informativo, para mayor comprensión, se compone de cinco elementos –poco a poco los conoceremos-, en esta oportunidad, sólo nos referiremos, dentro de los sujetos, al universal y al organizado, porque son los dos, los que tienen mayor conexidad, con el acontecimiento que acabamos de celebrar, el cual nos da pie para preguntar: ¿Día Universal de la Libertad de Expresión o de la Libertad de Prensa?
Conceptualmente, somos partidarios de hablar del Día Universal de la Libertad de Expresión, porque su contenido, se concreta y se aprecia con el ejercicio que hace cada persona natural de tan importante libertad, que también tiene un alto contenido de derecho. Es el derecho a la libertad de manifestar los pensamientos, las opiniones, los datos adquiridos en la vida cotidiana y, en general, de todos los mensajes que cada ser elabora, después de reflexionar, para luego, ponerlos en conocimiento de los demás.
En cambio, la Libertad de Prensa, sigue siendo un concepto decimonónico. En la actualidad, su contenido se consolidad con el ejercicio complementario de otros derechos fundamentales como el derecho a la asociación y el derecho a fundar medios de comunicación. Para hacerla realidad, los interesados aportan recursos económicos, adquieren bienes como edificios, equipos tecnológicos, trazan derroteros ideológicos, seleccionan y vinculan el personal cualificado, y el medio de comunicación nace y sale a la calle.
La celebración puede ser para ambos derechos, pero para ejercer el primero, no se necesita de tener el propio medio de comunicación. Con unos cuantos recursos económicos, es posible la difusión del mensaje. Sin embargo, la segunda libertad, que como la primera también es un derecho, es esencial en un sistema democrático para que el medio de comunicación, además de contar el acontecer, cumpla otras funciones esenciales, como la vigilar los actos de los gobernantes y defender las libertades públicas. El debate será más interesante, en la medida en que expresemos nuestros puntos de vida sobre la eficacia, tanto del Derecho a la Libertad de Expresión, como del Derecho a la Libertad de Prensa. Abrimos las puertas para la deliberación. Y, sobre todo, cuando nos hallamos en la campaña electoral para escoger en futuro presidente de la república. ¡Animémonos a pensar y a escribir!
lunes, 3 de mayo de 2010
El periodismo es parte del derecho a la libertad de expresión
Celebramos con mucha emoción este lunes 3 de mayo, el día mundial de la libertad de expresión o derecho a la libertad de prensa. Preferimos y debemos hablar, para mayor precisión conceptual, del derecho universal a la libertad de expresión. Por varias razones:
1. Porque todos los seres humanos y aun las personas jurídicas, somos titulares de este derecho. Por tanto, no podrá admitirse exclusiones de ninguna naturaleza.
2. Porque en pleno siglo XXI, no tiene sentido que persona alguna o Estado alguno, intente siquiera, impedir que otro, ejerza este derecho, que es connatural a su propia condición de ser humano, o un ser creado por éste.
3. Porque el carácter de derecho universal, significa que en todo el mundo, todas las personas, sin obstáculo alguno y cuantas veces lo quiera, ejerce el derecho a la libertad de expresión.
4. Porque es deber de todo Estado, consagrar en sus normas constitucionales y legales, el reconocimiento, goce y garantías para hacer eficaz este derecho.
5. Porque no se requiere tener un medio de comunicación para ejercer este derecho. Por eso, lo diferenciamos del derecho a la libertad de prensa, en cuanto éste, tiene más relación con las empresas periodísticas que, como tales, también son necesarias en un sistema democrático para que se encarguen de cumplir el contrato tácito con la sociedad, de mantenerla informada, desde su perspectiva ideológica y filosófica.
6. Porque en todo régimen político, que tenga como referente las prácticas democráticas, una de las formas de ejercer el derecho a la libertad de expresión, es precisamente, mediante el ejercicio del periodismo.
7. Por eso, en Colombia, debemos unirnos todos, para que todos ejerzamos plenamente el derecho a la libertad de expresión.
1. Porque todos los seres humanos y aun las personas jurídicas, somos titulares de este derecho. Por tanto, no podrá admitirse exclusiones de ninguna naturaleza.
2. Porque en pleno siglo XXI, no tiene sentido que persona alguna o Estado alguno, intente siquiera, impedir que otro, ejerza este derecho, que es connatural a su propia condición de ser humano, o un ser creado por éste.
3. Porque el carácter de derecho universal, significa que en todo el mundo, todas las personas, sin obstáculo alguno y cuantas veces lo quiera, ejerce el derecho a la libertad de expresión.
4. Porque es deber de todo Estado, consagrar en sus normas constitucionales y legales, el reconocimiento, goce y garantías para hacer eficaz este derecho.
5. Porque no se requiere tener un medio de comunicación para ejercer este derecho. Por eso, lo diferenciamos del derecho a la libertad de prensa, en cuanto éste, tiene más relación con las empresas periodísticas que, como tales, también son necesarias en un sistema democrático para que se encarguen de cumplir el contrato tácito con la sociedad, de mantenerla informada, desde su perspectiva ideológica y filosófica.
6. Porque en todo régimen político, que tenga como referente las prácticas democráticas, una de las formas de ejercer el derecho a la libertad de expresión, es precisamente, mediante el ejercicio del periodismo.
7. Por eso, en Colombia, debemos unirnos todos, para que todos ejerzamos plenamente el derecho a la libertad de expresión.
domingo, 25 de abril de 2010
¿Intentos de censura?
Un grave incidente que tiene bastante parecido a lo que es una clara expresión de censura y, por tanto, una aberrante manera de abuso del poder, que no podemos admitir, tuvo lugar la semana pasada, por parte del Consejo Nacional Electoral, con motivo del actual proceso electoral, que debe ser un certamen, auténticamente democrático, y una verdadera manifestación de lo que es una forma de ejercicio de la libertad de expresión. Tal situación, nos exige, en consecuencia, examinarla con el debido cuidado y pronunciarnos, enérgicamente.
¿Por qué razones, pretende el Consejo Nacional Electoral que, en forma anticipada, las empresas encuestadoras deben someter a su conocimiento, los cuestionarios que con sus normas técnicas han elaborado, dizque para asegurar que las preguntas no sean sesgadas; por qué prohibir la publicación de una encuestas en los diez días siguientes a la divulgación de otra; por qué obligar a los medios de comunicación a no cambiar las preguntas durante toda la campaña electoral; y por qué abolir los estudios hechos con entrevistas por internet o por teléfono?
Consideramos que no tiene sentido práctico alguno que, cuando falta poco más de un mes para las elecciones del domingo 30 de mayo, se pretenda, en el camino, cambiar las reglas de juego, las cuales, en todo sistema democrático-garantista, tienen que estar promulgadas antes del correspondiente asunto que se va a regular.
Razón tuvieron, para dar a conocer su total desacuerdo, las personas que representan a las empresas encuestadoras y los periodsitas que asistieron a la reunión con el Consejo Nacional Electoral para conocer el nuevo proyecto regulatorio de las encuestas.
Con todo respeto, pero a la vez, con toda la sinceridad del caso, no entendemos por qué un organismo tan importante, como es el Consejo Nacional Electoral, formado por destacados abogados que, como magistrados que son, deben conocer a fondo el mandato del artículo 20 de la Constitución Política, que es sumamente contundente, al establecer que en Colombia no habrá censura. Y a cambio de tan trascendental garantía, ordena que la responsabidiad legal siempre es posterior al acto ejecutado. Por tanto, con qué criterios se intenta ordenar cómo se escriben las preguntas de una encuesta, o se prohíbe la difusión de una encuesta porque no han pasado diez días de la publicación de otra, o no se permite al medio cambiar las preguntas durante la campaña electoral, o no se permiten los estudios que se hagan por internet o por teléfono. Significa, entonces, que si se aplicara tal proyecto, desaparecería la responsabilidad legal posterior, porque no se puede actuar con libertad, conocimiento, voluntad y responsabilidad.
No se puede confundir el trabajo técnico con el trabajo intelectual. El primero, como es obvio, sí requiere de una reglamentación precisa. En cambio, en el terreno del lenguaje, cualquier norma, por aparente insinuación que parezca, no deja de crear malestar, rechazo, inconformidad y, sobre todo, constituirse en una velada forma de censura, porque frente a la palabra, ella siempre será libre para emplearse cuando comunicamos nuestros mensajes, sin importar cuál sea su contenido.
lunes, 19 de abril de 2010
¿Por qué se acabará la televisión pública?
Empecemos por quejarnos ante la grave indiferencia de la inmensa mayoría de medios de comunicación de Colombia. ¿Cómo es posible que no haya un seguimiento constante a la rama legislativa, para informar acerca de los proyectos de ley o de reforma constitucional que están en trámite para conocer su futuro impacto en la vida real? Es una verdad dura, pero en esta materia, los medios de comunicación están incumpliendo la misión esencial de mantener informada a la sociedad del acontecer que es de su interés y, que además, la puede afectar en asuntos tan delicados como en este caso, que se refiere al disfrute de lo que debería ser una excelente televisión pública, en todo el amplio sentido de la palabra.
La revista Semana, en su edición Nº 1458, nos trae esta titular, de por sí, estremecedor: “Jaque a la TV pública”. Y en el subtítulo agrega: “Un proyecto de ley al que sólo le falta un debate en el Congreso más parece una piñata que les reparte su tajada a todos los interesados en esta industria. La gran damnificada es la televisión pública”.
¿Cómo es posible que un hecho, de esta naturaleza, no haya llamado la atención a los medios de comunicación para que lo investiguen, lo difundan y propicien un gran debate nacional?
Para un poco ilustración, citamos este texto: “La semana pasada se armó un alboroto por un proyecto de ley que hace trámite en el Congreso. El escándalo –revelado por La W- tiene dos componentes: que se intenta extender a cuatro años el mandato a los comisionados de televisión y que al proyecto sólo le falta un debate para ser ley.
El ministro del ramo, Daniel Medina, admitió que apoya el proyecto y dudó mucho para decir que no secundaba la idea de prorrogar el periodo de los comisionados. Sólo unas horas después emitió un comunicado para fijar la posición del gobierno contra este punto. Pero el lío del alargue es apenas un ventarrón comparado con el tsunami que contiene la ley: el proyecto es una piñata que le da su tajada a cada uno de los sectores interesados, en detrimento del interés público”.
Parte de los artículos, cuyo proyecto entero, amerita una revisión detallada, les rebaja la tarifa a los cableoperadores del 10 al 7 por ciento de sus ingresos.
Prohíbe otorgar un tercer canal si sólo existe un proponente. Otro beneficio es para canales como Cablenoticias o TNT, que obliga a los operadores a ubicarlos en los primeros lugar de la parrilla sin que tengan que pagar. Los canales comunitarios no tendrán que pagar por usar postes e infraestructura de las empresas de servicios públicos. Se crea una plaza de comisionado. Las funciones claves de la Comisión Nacional de Televisión pasan al Ejecutivo. Y siguen otros “gabelas”.
En el fondo de esta iniciativa está la gran afectada, que es la televisión pública, que debería ser la prioritaria en todos los aspectos, empezando por su independencia, y en asuntos económicos y administrativos, pero sobre todo, en su capacidad de tener una programación que de verdad, satisfaga las expectativas del público que, como destinatario, no cuenta ni contará con una televisión con un contenido de alta calidad, en lo concerniente con la selección y el tratamiento al material que difunde, que debería ser el que tiene incidencia en la vida cotidiana de la gente: los hechos que pasan desapercibidos porque para los demás medios de comunicación, no tienen sintonía, si no se refieren al orden público.
Pero a la vez, es el momento propicio para generar un gran debate que permita examinar si, realmente, los medios de comunicación están cumpliendo sus funciones esenciales, o las ignoran, o sólo responden al acontecer que les sea, para la defensa de sus propios intereses. Seguramente, son muchos otros los interrogantes que tenemos que responder, desde lo legal, lo social y lo ético.
Empecemos las deliberaciones, ¡ya! Y desde este blog, las estimularemos.
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