jueves, 21 de marzo de 2024

 

LA EFICACIA SIMBÓLICA DE UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE

Dice nuestra Constitución Política de 1991, en su artículo 1, que: “Colombia es un Estado Social de Derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general”.

 Si nos detuviéramos para analizar este texto y entender el sentido, el alcance y, sobre todo, verificar el cumplimiento de sus mandatos, necesitaríamos mucho tiempo y casi que nunca acabaríamos. Igual sucede con el contenido de todas las normas jurídicas, tanto las que están en la Carta Magna, que acabamos de citar, como las que están en las muchas leyes que tenemos, aunque sí es necesario advertir que, toda disposición legal, tiene o debería estar relacionada con todas las normas superiores.

Sin embargo, es necesario insistir en un aspecto esencial para tenerlo siempre muy presente y es el relativo a comprobar si los mandatos de las normas jurídicas, en la realidad, se realizan, como es el deber ser de tales disposiciones, o, por el contrario, no son más que partes de las llamadas “buenas intenciones”. En otras palabras, será que se expide la norma, y se cree que ya el problema está resuelto. Es decir, la eficacia y los efectos de la norma están en su expedición, acompañada de amplia difusión, en cuya tarea, es importante la participación de los medios de comunicación.

Para ampliar las afirmaciones que acabamos de hacer, tenemos una excelente obra que recomendamos y debemos consultar, no solo para este caso, sino en general, cuando se trata de asuntos legales, y sobre situaciones específicas de orden público en Colombia. Dicha obra se llama: La eficacia simbólica del derecho del doctor Mauricio García Villegas. Con el debido respeto, tomamos esta corta cita, que es bastante pertinente:

“El derecho ha sido un instrumento político indispensable para encontrar un mundo posible e intermedio entre esos dos espacios sociales: entre el mundo salvaje de las rutinas que no se someten a las leyes y el mundo moderno y ajeno de las leyes que le dan la espalda a los hechos y a las costumbres. El derecho nos ha permitido mantener esos dos mundos discordantes (en medio de la esquizofrenia) sin tener que sufrir el costo de renunciar a uno de ellos; utilizando cada uno según las necesidades y los vientos que corren, con todo lo bueno y lo malo que ello implica. Para bien y para mal, el derecho ha sido la argamasa semántica que nos ha permitido vivir entre el pasado y el futuro, entre las ruinas y las ilusiones, escamoterando el presente”. (Pág. 36)

Precisamente, en Colombia, a pesar de que tenemos la Constitución de 1991, que ha sido reformada en muchas veces, sin alcanzar su pleno desarrollo, ahora, según el presidente, se requiere de una Asamblea Constituyente, para nuevas reformas en varios asuntos importantes, entre ellos, por ejemplo, en el campo de la justicia, cuando ya tenemos una comisión que trabaja en dicha propuesta. Por tanto, no se requiere de Asamblea Constituyente, ni tampoco tal propuesta puede tener efecto simbólico de que se encontró el camino para resolver graves problemas que tenemos

Esta es la respuesta que le damos al presidente de la república, cuando el día viernes 15 de marzo de 2024, en la ciudad de Cali, ante la minga indígena y otros asistentes, dijo: “Colombia debe ir a una Asamblea Nacional Constituyente. Colombia no se tiene que arrodillar. El triunfo popular del 2022 se respeta y la Asamblea Nacional Constituyente debe transformar las instituciones para que le obedezcan al pueblo su mandato de paz y de justicia”. Texto de El Colombiano, marzo 16 de 2024, página 10.

 

 

viernes, 16 de febrero de 2024

 

EL GOBERNANTE TIENE EL DEBER DE SABER COMUNICAR

Las recientes actuaciones y declaraciones de los funcionarios más cercanos al presidente de la república, como son los ministros de hacienda y crédito público, de relaciones exteriores y de deportes, han creado un ambiente de incertidumbre en todo el país, porque sus palabras no son tan claras y concretas, como deberían ser, que finalmente, no sabemos qué es lo que está pasando en el alto gobierno y, sobre todo, porque los mensajes para comunicar sus decisiones de interés colectivo, son confusos y muchas veces hasta contradictorios frente al deber de respetar la constitución y, la ley, en cada materia especifica, y especialmente, nunca faltar a la verdad, como parte del derecho de la sociedad a ser bien informada.     

Tal situación tiene efectos perversos y dañinos en una democracia, donde uno de sus principios esenciales consiste en presumir que los acuerdos y los desacuerdos, tanto entre los ciudadanos, como entre éstos y los gobernantes, y entre los mismos gobernantes de distinto orden, siempre requieren, como fundamento básico, para propiciar, la que hemos dicho tantas veces, necesaria deliberación pública, que se expresen en un lenguaje que, frente a la realidad, siempre tengan como soporte la verdad, un término que seguramente, todas las veces creará polémica, pero lo importante es controvertir con soportes sólidos.

Por ejemplo, en el reciente caso, de los dineros aprobados por el congreso para garantizar la realización de obras de inmensa trascendencia pública en la ciudad de Bogotá y en el departamento de Antioquia, desaparecieron de los compromisos que dijo tener el alto gobierno. Y, como era apenas lo normal de esperarse en este tipo de asuntos públicos, que por su propia naturaleza demandan el interés colectivo, que vino la reacción de las autoridades regionales porque la información del ministerio de hacienda, excluía dicho dinero, ya comprometido, y en consecuencia faltaba a la verdad.

Después del alboroto en toda Colombia, y del papel de los medios de comunicación, que investigaban y contaban sobre estos hechos noticiosos, que originaron, además, la salida de empleados que llevaban varios años de trabajo, sin estar en esas posiciones por motivación y representación política sino porque eran cargos con claro requisitos de conocimientos técnicos, el gobierno dijo que corrigió el error para que la situación regresara al lugar donde debía permanecer.

Sobre el ministerio de relaciones exteriores, su titular ha debido, sin demora alguna, acatar la suspensión provisional, retirarse del cargo y asumir la defensa, pero no manifestar, confusamente y arbitrariamente, que su designación o remoción dependía del superior que es el presidente de la república. No. Siempre hay que respetar las competencias de otros órganos del Estado.

Y del ministerio del deporte es mucho lo que se ha dicho, tanto por altos funcionarios de Colombia, como por otras instituciones y personas conocedores de la materia, que finalmente, en medio del caos y del desorden informativo, lo que se sabe con certeza es que Colombia, Barranquilla y ciudades cercanas, perdieron la gran oportunidad de realizar los juegos panamericanos de 2027, que, desde ahora, anunciaban grandes certámenes con muchos beneficios.

La conclusión inevitable pero necesaria y dolorosa es aceptar que los gobernantes de todo orden, tienen el deber de saber comunicar y uno de los requisitos es siempre decir la verdad.

 

 

 

 

 

viernes, 26 de enero de 2024

 

VOCES DE OPTIMISMO PARA EL AÑO 2024

Seguramente, que cada persona, empieza el año, casi como de costumbre, con muchos proyectos, entre ellos, algunos que se repiten siempre y nunca se logran realizar. Ante esta situación, consideremos que los medios de comunicación, entre sus labores básicas que tienen, como voceros autorizados y legitimados de la sociedad que, por naturaleza representan, deberíamos pensar muy en serio sobre el presente año y, sobre todo, que no solamente expresemos y deseemos optimismo, sino que trabajemos en forma positiva y llenos de entusiasmo para que haya, en forma permanente, optimismo todo el año 2024.

¿Por qué es tan importante el optimismo?, será la pregunta recurrente. Por eso, debemos tener razones para argumentar y explicar el sentido de esa conducta que proponemos. Empezamos por decir que, desde el primero de enero, tenemos nuevos gobernadores, diputados, alcaldes, concejales y ediles, en toda Colombia. Cada autoridad llega rebosante de ideas que buscarán convertirlas en proyectos y ejecutarlos en los planes de desarrollo que cada uno formuló como aspirante al cargo público.

Ahora, podríamos agregar que también son muchas las razones para manifestar que la propuesta de VOCES DE OPTIMISMO PARA EL AÑO 2024, en esencia, tiene como un gran referente, sin desconocer otros, conocer las actividades que realizan las autoridades, porque de ese trabajo, de esa conducta y de las comunicaciones que salen de éstos, más que funcionarios, como servidores de los ciudadanos que los escogimos, es de donde tenemos la suficiente información para participar en la misión que nos corresponde, en el amplio sentido de evaluar y de insinuar cambios en los trabajos de las autoridades, si consideramos que son necesarios.

En otras palabras, se trata de crear, de tener y de estimular una permanente y positiva deliberación pública, que nos llevará a manifestar que, de esa manera, nos mantenemos con optimismo, porque seremos conscientes de tener gobernantes, con quienes conversamos y quienes nos cuentan qué están haciendo para el bien de toda la comunidad.

Por tanto, de ese espíritu de optimismo, participan las autoridades, la comunidad y los medios de comunicación.  Y ese triángulo es bastante necesario en Colombia y en cualquier parte del mundo, porque si ese ambiente tiene permanencia, con certeza que, en otros lugares como escuelas, colegios, universidades, lugares de trabajo, cafés, bares, en plazas y en nuestras propias casas, todos, finalmente, participamos de ese optimismo, como parte de nuestro comportamiento, que tiene como gran aporte, conseguir que siempre estemos enterados de lo que hacen las autoridades, cuyas ejecutorias están dirigidas al bien común.

Y de esa manera, en una especie de diálogo público o de conversación, con la intervención de muchos de nosotros, podemos hasta hablar sobre los problemas sociales que tenemos, y de entre todos, sugerir medidas para hacerle frente, y que las autoridades llamen siempre a la sociedad, a través de los medios de comunicación para tener contactos constantes y que ellas conozcan qué piensan y qué propone la comunidad. Si actuamos de esta manera en 2024, al final del año, tendremos un balance muy positivo, y de esa manera, repetirlo cada año y hacerlo extensión a muchos otros campos de la sociedad.