sábado, 18 de septiembre de 2021

 

EL PERIODISMO SIGUE DE LUTO

El luto sigue embargado al periodismo colombiano. Aunque la feria del libro, en Madrid, España, que empezó a mediados de septiembre, y tiene a Colombia, como país invitado, reconforta el ánimo de todos y nos devuelve el espíritu de entusiasmo, porque a pesar del sentimiento de dolor, tenemos que seguir viviendo, porque la vida se compone de alegría y de sufrimientos, de muerte y de nacimiento y de muchas otras circunstancias, algunas positivas y otras tristes.

Por eso, tenemos que referirnos a la muerte del poeta nadaísta X-504, o sea, a Jaime Jaramillo Escobar, y lo primero que hacemos es preguntarnos, ¿quién es este poeta, que deberíamos conocer, no solo sus contemporáneos, sino quienes hacemos parte de la vida literaria colombiana?

Jaime Jaramillo Escobar había nacido en Pueblorrico el 25 de mayo de 1932, muy conocido por los dos seudónimos de Papa Jaime y de X-504. Su vida académica muy rica, como poeta, de gran inspiración. Como Editor, para sacar las mejores publicaciones. Como tallerista para enseñar lo que algunos dicen que no es enseñable. Como Traductor, para permitir conocer otros textos.

Sobre JAIME JARAMILLO ESCOBAR, decimos que su obra se caracterizó por la ironía, el sarcasmo, los juegos paródicos, el lenguaje popular, la irreverencia, y el tono sentencioso con el que satiriza la sociedad, sus costumbres y sus instituciones”.

Recibió en 1967 el premio Cassius Clay de poesía nadaísta, con su libro Los poemas de la ofensa. También publicó Sombrero de ahogado (1983), y Poemas de tierra caliente (1985). Fue Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus. Premio de poesía Universidad de Antioquia. En su Antología Selecta (1987), incluyó poemas de dos libros inéditos: Poesía revelada y Poesía pública.

Y el viernes 10 de septiembre de 2021, murió en Bogotá ANTONIO CABALLERO. No encontramos palabras ni calificativos para nombrarlo, poque fue una pluma ágil para el periodismo, el reporterismo, la literatura, la historia, la caricatura, y en general, para narrar, con su estilo propio, muy lleno de ironía y provocador de la reflexión para no tragar entero.

Recordamos que nació en Bogotá, en 1945, de una familia muy ligada a la élite intelectual. Su padre, el reconocido escritor Eduardo Caballero y su madre, Isabel Holguín, también de linaje académico. Sobrino de Lucas Caballero, muy conocido por su seudónimo Klim, cuyas columnas hacían temblar al establecimiento colombiano y sacudir a la academia. Su hermano, Luis Caballero, fue un destacado pintor.

Su bisabuelo, Miguel Antonio Caro, que fue presidente en la época de la regeneración que comandó Rafael Núñez. Por su cercanía con él, su pluma quedó grabada en los textos de la Constitución de 1886 y en la Academia Colombiana de la Lengua, que dirigió. Es decir, su árbol genealógico está lleno de personas que sobresalieron en distintas disciplinas, entre quienes debemos recordar a su primo Agustín Nieto Caballero, gran educador y formador de generaciones, desde el colegio Gimnasio Moderno.

Una de sus grandes aventuras, diríamos más bien, una de sus grandes obras, fue su activa participación en la revista “Alternativa”, una experiencia periodística que tuvo como lema, empezar a pensar es empezar a luchar. Fue jefe de redacción de la revista. En ella escribieron las mejores plumas, encabezados por Gabriel García Márquez y Enrique Santos Calderón.

En El Espectador, también estuvo vinculado, cuyas columnas eran esperadas con especial interés. Igualmente, en la revisa Semana, sus escritos eran adornados con momentos históricos, con especial énfasis en la crítica a la institucionalidad. Es autor de la novela de ficción, Sin remedio, que cuenta las aventuras y las desdichas de Escobar, que era un poeta frustrado en la ciudad de Bogotá de los años 70. ÉL la definió como «una novela sobre lo difícil que es escribir poesía». Para seguir lamentando la muerte de estos dos hombres de letras, tendríamos que extender y bastante. Por eso, esa tarea se la dejamos a nuestros queridos lectores.