¡NO
MÁS MENTIRAS¡ ¡JUEGO LIMPIO!
Consideramos
que es nuestro deber profesional permanente, insistir sin descanso, hasta el
cansancio y repetir y repetir, pero jamás, como se dice en el lenguaje coloquial,
nunca desistir. Porque estamos viviendo este resto de año 2025 y el primer
semestre de 2026, unos días muy oscuros, confusos, preocupantes y sin tener
certeza de lo que pasará cada día, cada noche, cada fin de semana. Sobre todo,
porque estamos en plenas campañas electorales para escoger el nuevo Congreso
-aunque muchos de sus integrantes serán reelegidos-, compuesto por el Senado,
con votación en todo Colombia y los nacionales en el exterior, y Cámara de
Representante, por circunscripciones, que comprenden los departamentos, Bogotá,
y también colombianos en el exterior.
Pero
el asunto de fondo tiene que ver con la manera, que todavía no sabemos cómo
llamarla, de desinformar hasta con mucha creatividad perversa, para lograr,
como en efecto lo consiguen, de mentir, de manipular, de engañar, de convencer
falsamente, tanto con la palabra como con la imagen, cuya conductas podrían
hasta constituir delitos, por el uso inconsulto, indebido y abusivo de derechos
fundamentales, que tienen relación con la figura, la imagen y el retrato de la
persona.
Por
eso, nos enteramos con hechos recientes y sin autor conocido, que se está
empleando el recurso de las vallas para enviar mensajes, muchos de ellos, con
las características de contenido subliminal, de manera que, cuando la persona
se detiene para apreciar bien la valla, haga un ejercicio de entender todos los
mensajes, sin lograrlo, en forma clara y concreta y quede más confundido, y de
esa manera, se consigue más manipulación, y es como que cuando una persona
ingiere licor, que con el paso de los minutos, no sabe qué tiene frente a sus
ojos.
Por
consiguiente, son muchas las razones para que, especialmente, los periodistas y
sus medios de comunicación, lo mismo que las entidades que se dedican al
estudio de los efectos, cualesquiera sean los resultados que producen los
distintos mensajes que se difunden, con énfasis, en aquellos que, en forma
reiterada los repiten, que sean muy cuidadosos al hacerlo.
Ese
es el llamado de esta breve reflexión, que nos debe llevar a replantear, en
forma sincera y honesta, que estamos en el deber, cada uno de nosotros, de
asumir un comportamiento que contribuya a cambiar la manera de narrar los
hechos de cada día, y de opinar sobre ellos, y que sea siempre una invitación a
vivir sin manipulaciones, sino con un contenido de paz, de tranquilidad y de
respeto, de manera que siempre sea convocatoria para la anhelada paz, que tanto
ambicionamos.
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