Breve
alusión a los 25 años de la televisión privada en Colombia
Estamos ante un tema
bastante importante para analizar porque tiene varias aristas, si se le quiere
tratar desde distintos puntos de vista, como debe ser en todo asunto que, como
éste, tiene bastante interés público. Nosotros estábamos en mora de
pronunciarnos. Y, por tanto, debemos hacerlo desde nuestro campo profesional, que
es el derecho a la información y que cada vez es más amplio. Sin embargo,
debemos ser breves y citar solo algunos aspectos que nos incumben, como son los
medios de comunicación en Colombia, desde la televisión privada, y sus
relaciones tan cercanas y necesarias con los derechos fundamentales, con las
garantías democráticas y con los gobernantes en todos los niveles.
Sobre los medios de
comunicación, tanto en la parte general, como cuando el propósito sea
referirnos a otros medios y de manera particular, como en este caso, es mucho
lo que habría que decir porque por distintas razones, la televisión tiene en la
actualidad y mantendrá siempre, una posición privilegiada, como instrumento
para la difusión de distintos mensajes, que combinan lo sonoro con la imagen y
otros recursos. Por eso, en esta oportunidad, haremos alusión solamente a la
televisión privada, que cumple sus 25 años de trabajo, y que, de manera
sencilla, nos permita tener una idea clara de su gran proceso de desarrollo tecnológico
y de sus efectos en la sociedad.
En la parte histórica,
recordamos que el 3 de junio de 1954, cuando se cumplía el primer año de
gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla, se inauguró la televisión que,
desde entonces, ha sido un instrumento de utilización por todos los
gobernantes. Inicialmente, las transmisiones eran en directo y los contenidos
se limitaban a noticias y certámenes deportes.
Por muchos años, tuvimos
una televisión en blanco y negro, siempre dependiente del gobierno. En 1979 nos
llegó la televisión en color. En 1985, con Teleantioquia, empezó la televisión
regional, pero estatal, y en 1997, fue la primera licitación privada y al año
siguiente, 1998, empezó a operar con dos canales privados de las empresas
Caracol y RCN. Por consiguiente, durante estos 25 años, es mucho lo que podríamos
decir de la televisión privada, que solo ha tenido competencia con ella misma.
Sin embargo, en esta
oportunidad, nos limitamos a decir que valdría la pena una profunda reflexión,
por ejemplo, para detenemos en lo que ha pasado con la televisión privada en
estos 25 años, específicamente, con la misión propia de informar sobre los
hechos que han originado las noticias y también de muchos acontecimientos que
han dado lugar a bastantes programas de opinión, y seguramente, sería abundante
lo que tendríamos que decir, en aspectos tan esenciales, como si el cubrimiento
periodístico ha sido el más adecuado, o, si por el contrario, ha habido
omisiones, por distintas razones.
Igualmente, sería
procedente, pensar un poco e indagar sobre cuáles son los hechos que tienen
ocurrencia con mayor frecuencia en todo el país y por qué razones. Aunque sería
anticiparnos un poco, pero unos de los acontecimientos que suceden con
regularidad tienen que ver con la seguridad y la violencia, tanto en la ciudad
como en los campos.
Estas cortas palabras son
una modesta insinuación para que los canales privados de televisión, que están
celebrando estos 25 años de labores, hicieran un esfuerzo y realizaran algunas
tareas propias de su quehacer profesional para aportarle a Colombia, en asuntos,
como la educación y el deporte, por solo citar estos dos casos, con la
advertencia de que son muchos más los otros que requieren atención y que
demandan grandes cambios sociales, sobre todo, en beneficio de las nuevas
generaciones, que seguramente, lo sabrán agradecer.
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