¿DE
QUIÉN SON LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN PÚBLICA?
Precisamente, recordamos
que uno de los grandes aportes de la Constitución Política de 1991, cuyos
treinta años de existencia estamos celebrando, consiste en haber incorporado a
la Carta Magna los derechos fundamentales y su enriquecimiento con la incorporación
de los tratados y de los convenios internacionales, que reconocen los derechos
humanos y que prohíben su limitación en los estados de excepción y, que prevalecen
en el orden interno.
Uno de esos derechos
fundamentales lo encontramos en el artículo 20, como el derecho a la
información que, por su carácter de universalidad, nos vincula todos, entre
ellos, obviamente, a los gobernantes, quienes tiene interés y necesidad de contarle
a la sociedad lo que están haciendo en todos los campos, y hacerlo, no
solamente por los medios de comunicación pública, sino a través de las
dependencias oficiales, que difunden los actos de las autoridades, y las cuales
también facilitan el trámite de las solicitudes sobre acceso a la información.
Sin embargo, respecto a
los medios públicos, cuando se trate de la radio y de la televisión, éstos
deben siempre observar ese carácter de públicos, pero nunca gubernamentales. Allí
está la esencia para su adecuado desempeño. Por tanto, reciben del Estado el
presupuesto necesario para su funcionamiento, pero la dirección estará en manos
de juntas u organismos formados por personas competente, siempre independientes
del poder, y con reglas o normas clara su operación.
De esa manera, acatamos
el mandato del citado artículo 20, en el sentido de recibir información veraz e
imparcial, bien sea de medios privados o de medios públicos, y éstos, a la vez,
cumplen la misión que tienen y la responsabilidad social, legal y ética, de manera
que se logre el gran propósito de la democracia informativa de contar con la diversidad
y la pluralidad de medios para satisfacer el derecho a la información.
Y también debemos
recordar que a través de los medios de comunicación, recibimos diversos
mensajes. De manera que no sea solo el informativo, sino el de opinión o de
juicio de valores, para conocer qué piensan los columnistas y los analistas del
acontecer y de los actos del gobierno. El mensaje gráfico, porque las
caricaturas tienen un rico contenido, muchas veces irónico y bastante crítico. Y
los demás mensajes como el de humor, la poesía, la crónica, los informes
especiales, las investigaciones y denuncias. En síntesis, poder contar con una
auténtica democracia informativa para que los ciudadanos podamos formar nuestros
propios criterios de la vida y también en algunos casos, poder tomar decisiones.
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