EL
PERIODISMO SIGUE DE LUTO
El luto sigue embargado
al periodismo colombiano. Aunque la feria del libro, en Madrid, España, que
empezó a mediados de septiembre, y tiene a Colombia, como país invitado,
reconforta el ánimo de todos y nos devuelve el espíritu de entusiasmo, porque a
pesar del sentimiento de dolor, tenemos que seguir viviendo, porque la vida se
compone de alegría y de sufrimientos, de muerte y de nacimiento y de muchas
otras circunstancias, algunas positivas y otras tristes.
Por eso, tenemos que
referirnos a la muerte del poeta nadaísta X-504, o sea, a Jaime Jaramillo
Escobar, y lo primero que hacemos es preguntarnos, ¿quién es este poeta, que
deberíamos conocer, no solo sus contemporáneos, sino quienes hacemos parte de
la vida literaria colombiana?
Jaime Jaramillo Escobar había nacido en
Pueblorrico el 25 de mayo de 1932, muy conocido por los dos seudónimos de Papa
Jaime y de X-504. Su vida académica muy rica, como poeta, de gran inspiración. Como
Editor, para sacar las mejores publicaciones. Como tallerista para enseñar lo
que algunos dicen que no es enseñable. Como Traductor, para permitir conocer
otros textos.
Sobre JAIME JARAMILLO ESCOBAR, decimos que su obra se caracterizó por la
ironía, el sarcasmo, los juegos paródicos, el lenguaje popular, la
irreverencia, y el tono sentencioso con el que satiriza la sociedad, sus
costumbres y sus instituciones”.
Recibió en 1967 el premio
Cassius Clay de poesía nadaísta, con su libro Los poemas de la ofensa. También
publicó Sombrero de ahogado (1983), y Poemas de tierra
caliente (1985). Fue Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus. Premio
de poesía Universidad de Antioquia. En su Antología Selecta (1987),
incluyó poemas de dos libros inéditos: Poesía revelada y Poesía
pública.
Y el viernes 10 de
septiembre de 2021, murió en Bogotá ANTONIO CABALLERO. No encontramos palabras
ni calificativos para nombrarlo, poque fue una pluma ágil para el periodismo,
el reporterismo, la literatura, la historia, la caricatura, y en general, para narrar,
con su estilo propio, muy lleno de ironía y provocador de la reflexión para no
tragar entero.
Recordamos que nació en
Bogotá, en 1945, de una familia muy ligada a la élite intelectual. Su padre, el
reconocido escritor Eduardo Caballero y su madre, Isabel Holguín, también de
linaje académico. Sobrino de Lucas Caballero, muy conocido por su seudónimo
Klim, cuyas columnas hacían temblar al establecimiento colombiano y sacudir a
la academia. Su hermano, Luis Caballero, fue un destacado pintor.
Su bisabuelo, Miguel
Antonio Caro, que fue presidente en la época de la regeneración que comandó
Rafael Núñez. Por su cercanía con él, su pluma quedó grabada en los textos de
la Constitución de 1886 y en la Academia Colombiana de la Lengua, que dirigió.
Es decir, su árbol genealógico está lleno de personas que sobresalieron en
distintas disciplinas, entre quienes debemos recordar a su primo Agustín Nieto
Caballero, gran educador y formador de generaciones, desde el colegio Gimnasio
Moderno.
Una de sus grandes
aventuras, diríamos más bien, una de sus grandes obras, fue su activa
participación en la revista “Alternativa”, una experiencia periodística que
tuvo como lema, empezar a pensar es empezar a luchar. Fue jefe de redacción de
la revista. En ella escribieron las mejores plumas, encabezados por Gabriel
García Márquez y Enrique Santos Calderón.
En El Espectador, también
estuvo vinculado, cuyas columnas eran esperadas con especial interés.
Igualmente, en la revisa Semana, sus escritos eran adornados con momentos
históricos, con especial énfasis en la crítica a la institucionalidad. Es autor de la novela de ficción, Sin remedio, que cuenta las
aventuras y las desdichas de Escobar, que era un poeta frustrado en la ciudad
de Bogotá de los años 70. ÉL la definió como «una novela sobre lo difícil que
es escribir poesía». Para seguir lamentando la muerte de estos dos hombres de letras,
tendríamos que extender y bastante. Por eso, esa tarea se la dejamos a nuestros
queridos lectores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario