LA MUERTE DEL MAESTRO DE LA ÉTICA
En su ley, como maestro de la ética, murió Javier Darío Restrepo, el pasado domingo 6 de octubre, después de haber participado en el Festival de Gabo en la ciudad de Medellín, donde presentó su último libro: La Constelación Ética.
Sobre su trayectoria, sus libros, sus conferencias, sus escritos y, sobre todo, su conducta, es mucho lo que se ha dicho y cualquier palabra que pronunciemos, con seguridad que es de sobra. Sin embargo, estamos en el deber de tenerlo siempre como un gran referente para aplicar sus enseñanzas a la vida cotidiana y al trabajo como periodistas. Porque esa es la mejor manera de rendir reconocimiento a un gran hombre su supo enseñar sobre un tema que quizá para bastantes personas es vago, superficial y hasta carente de fundamentos.
No podemos olvidarnos que vivimos momentos muy complejos y problemáticos en nuestro entorno, en el país y en el mundo entero. Y sobre todo, porque quienes tienen en sus manos el poder y lo ejercen en sus distintas manifestaciones, en la mayoría de los casos, se olvidan de que son representantes de los demás, a quienes deben rendir cuentas permanentes de sus actuaciones, que ojalá hayan sido sean realizadas con un gran contenido de ética.
Y agreguemos en esta relación que comentamos, que cuando no hay una comunicación fluida de los gobernantes con los asociados, y a la vez, cuando éstos no tienen forma de entablar y mantener diálogos con aquellos, es cuando tenemos que reconocer que solamente cuando se procede con ética, que implica comunicación de ambas partes, como una forma de actuar con honradez y lealtad, es cuando estamos cumpliendo fielmente los deberes cotidianos y de esa manera, poco a poco, se tiene que transformar la conducta de las personas, desarrollada en todas sus labores, para también transformar a la sociedad.
Y agreguemos en esta relación que comentamos, que cuando no hay una comunicación fluida de los gobernantes con los asociados, y a la vez, cuando éstos no tienen forma de entablar y mantener diálogos con aquellos, es cuando tenemos que reconocer que solamente cuando se procede con ética, que implica comunicación de ambas partes, como una forma de actuar con honradez y lealtad, es cuando estamos cumpliendo fielmente los deberes cotidianos y de esa manera, poco a poco, se tiene que transformar la conducta de las personas, desarrollada en todas sus labores, para también transformar a la sociedad.
Por consiguiente, con esta reflexión sobre la ética, que además de lamentar la muerte del maestro Javier Darío Restrepo, también es la ocasión propicia para insistir, así sea muy idealista y a la vez optimista, como lo repitió tantas veces nuestro maestro, que todos los días, debemos buscar la verdad del acontecer para contarla a la sociedad. Y para no desfallecer en este noble propósito, y autoestimularlos, acudamos a los sabios consejos que encontramos en el Consultorio Ético de la Fundación Gabo. Igualmente, sus libros, nos permitirán complementar un ejercicio que es para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario