lunes, 11 de septiembre de 2017

EL PAPA FRANCISCO ES UN GRAN COMUNICADOR

El domingo 10 de septiembre de 2017, terminó la visita del Papa Francisco a Colombia. En su corta pero fructífera permanencia visitó las ciudades de Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena. En todas ellas, celebró misas, realizó distintas visitas a lugares que previamente se había acordado y uno de los aspectos más trascendentales, sin duda alguna, consiste en la claridad y la pertinencia de todos los mensajes que envió a los colombianos y al mundo entero. Podríamos extendernos y bastante si comentáramos cada uno de ellos, lo que supondría un trabajo dispendioso y a la vez enriquecedor por los contenidos de los mismos. Sin embargo, la idea es detenernos brevemente en el fondo de los mensajes y destacar que si los valoramos y aplicamos como debe ser, empezando por cada persona, los cambios en nuestra sociedad serán muy positivos, como es su gran propósito.

Estamos urgidos de la reconciliación, aunque hacerlo sea bastante difícil, pero es el camino que debemos recorrer después de la firma de los acuerdos con la guerrilla de las FARC. Y ojalá pronto estemos celebrando acuerdos similares con la otra guerrilla, el ELN. Sin duda quedan muchos más factores de violencia, frente a los cuales, el Estado tiene que adoptar políticas encaminadas a hacerle frente y hallar soluciones prontas.

Simultáneamente, tenemos que luchar por vencer la tentación de la venganza. Es verdad que las víctimas de la violencia guerrillera son muchas y las secuelas también graves. No obstante, es necesario un acto que permita sanar las heridas, perdonar y olvidar, aunque sabemos que todos estas decisiones  son duras de tomar y, sobre todo, de cumplirlas.

Los derechos humanos tienen que ser un gran derrotero y de aplicación todos los días, porque tenemos que convivir con el otro, siendo conscientes de que todos somos diferentes, pero hacerlo pacíficamente y sin violencias, ni de palabras, ni de actitudes, ni de hechos. Los derechos humanos parecieran un tema que tuviera vigencia solo por tiempos, o sea, cuando ocurren hechos dolorosos, cuando hay masacres y cuando las noticias son dolorosas. Pero no. Los derechos humanos deben ser enseñados desde los primeros años de vida. Deben empezar por casa, seguir en la escuela, en el colegio, en la universidad, en el trabajo, en la calle. Es decir, que su práctica esté en todas partes y a todas horas.

Frente a los gobernantes, les recordó el Papa Francisco, que están en el deber que trabajar honradamente, siempre por el bien común. De manera que todos los actos estén orientados hacia el bienestar de la comunidad. En tan trascendental tarea, la lucha tiene que ser porque quienes tienen menos tienen recursos económicos, sin llamarlos despectivamente, reciban, agregamos nosotros,  programas prioritarios como vivienda, educación, salud y alimentación.

Los religiosos, dijo el Papa Francisco, deben saber que tienen un deber con la sociedad de servirle a ella y no servirse de ella para su propio bienestar o para una vida de comodidades. Al contrario, la entrega es para que toda su capacidad esté en función de orientar a la comunidad para que viva dignamente.
 
Otros temas como el bien común y la anhelada y esquiva paz, hacen parte de los mensaje que no pueden caer en tierra estéril, sino que germinen y transformen nuestra sociedad, tan necesitada y urgida de vivir como seres humanos.

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