domingo, 17 de noviembre de 2013

EL GRAFITI TAMBIÉN ES UNA FORMA DEL DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

La escritura, combinada algunas veces con figuras, que se ha llamado el grafiti y que, en principio fue rechazado y se consideró hasta vandalismo, hoy, tenemos que salir en su defensa, rescate y reinvindicación porque estamos ante una forma concreta del pleno ejercicio del derecho fundamental a la libertad de expresión. Incluso también se considera como una manera de expresión artística. Precisamente, el editorial del periódico El Tiempo del sábado 16 de noviembre de 2013, titulado: Los dilemas del grafiti, nos sirve de apoyo. Recuerda dos episodios para este corto debate. El primero, se refiere a la muerte del joven Diego Felipe Becerra, cuyo autor es un agente de la policía, en un suceso confuso y lamentable que sigue en investigación. El segundo, tiene que ver con la imagen del cantante extranjero, Justin Bieber, escoltado por policías y guardaespaldas, mientras hacía grafiti en la ciudad de Bogota, después de un concierto. En esta oportunidad, el secretario de gobierno del distrito, Alfonso Jaramillo rechazó este proceder.

Apartes del editorial, dicen: "Ambos episodios son ilustrativos de la ambigua respuesta estatal al asunto. Coexiste la represión apoyada en el Código de Policía, que lo tipifica como una contravención, con una creciente tolerancia. En esta línea se ha inscrito, por ejemplo, el Distrito Capital, que desde la administración de Lucho Garzón ha asumido posturas más abiertas y llegado incluso a promoverlo al entregar espacios públicos en avenidas como la Norte-Quito-Sur y la calle 26. Este segundo camino parece ahora imponerse. La misma Policía ha dado señales recientes de avanzar en esa direccíón". Podemos agregar que el Código de Policía es una norma antigua y, por tanto, anticuada, que amerita una pronta actualización, partiendo de los principios rectores y los derechos fundamentales de la Constitución Política de 1991.

Nuestra reflexión se orienta a precisar, como lo expresamos al principio, que el grafiti es una clara forma de ejercer el derecho fundamental a la libertad de expresión y, que en consecuencia, quienes primero deben protegerlo y garantizarlo son todas las autoridades, en lugar de reprimirlo. Sabemos que, sobre todo, en las grandes ciudades es donde se encuentran bastantes muros disponibles para escribir y dibujar. Algunos son privados y otros públicos. Ante esta situación, las personas interesadas deben acudir donde los dueños o las autoridades y tramitar un permiso, y dejar claro cuáles serán los contenidos o los temas de los mensajes y los dibujos, los cuales, también deben respetar los derechos ajenos. Y ojalá, sean instrumentos pedagógicos para llamar la atención de la comunidad sobre diversos asuntos de interés público. De esa manera, con toda seguridad, que cada día, se valorará y apreciará más la importancia de tener grafitis por distintos lugares de las ciudades, cuyos mensajes han de contribuir a crear espacios de deliberación, porque sus contenidos estimularán a las personas a hablar con sus familiares, con los vecinos, con los amigos de trabajo y de esa manera, nos ponernos a dialogar y a debatir en torno a los temas sociales, políticos, económicos, culturales, en fin, para que ejerzamos un verdadero proceso comunicativo, valga la redundancia, tan necesario en nuestras comunidades.

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