lunes, 26 de febrero de 2018




NO INCURRIR EN LA JUSTICIA ESPECTÁCULO

Las dos noticias de la semana que termina, que es la penúltima del mes de febrero de 2018, están relacionadas con los posibles testaferros del grupo desmovilizado de la guerrilla de las FARC, y el anuncio de un proceso contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez por posible manipulación de testigos. Ambos casos, no podemos negarlo, son de interés nacional. En el primero, porque si se prueben, las hasta ahora presuntas conductas delictivas, algunos miembros de dicha agrupación subversiva, ya desmovilizada y legalizada como movimiento político, perderían beneficios judiciales y serían procesados con las normas ordinarias y, si hay lugar a sanciones, éstas serían bastante drásticas. En el caso del doctor Álvaro Uribe Vélez, porque sería un proceso de enorme trascendencia, tanto por las posibles conductas cometidas, como porque el procesado tiene el rango de expresidente de la república, frente al senador Iván Cepeda del partido Polo Democrático, que es de oposición.   

Aquí, lo que nos convoca a la reflexión, que debe ser bastante seria y permanente, es tanto de parte de las autoridades como de los medios de comunicación, frente al derecho de la sociedad de ser bien y adecuadamente informada. En cuanto a las autoridades, porque muchas veces, sus declaraciones, que deberían hacer parte de la reserva, las expresan en forma pública y con grandes anuncios de lo que está por venir. De esa manera, crean expectativas y hasta generan suposiciones de lo que está por conocerse, conductas que en lugar de beneficiar, con toda seguridad van a afectar a la investigación que apenas está empezando. Respecto a los periodistas y medios de comunicación, porque estimulan a los mismos, para que por cuenta propia, hagan y en forma paralela, otra investigación y ésta, muchas veces se entrega por capítulos, situación que también crea otras expectativas y más suposiciones o invenciones que, finalmente, también afectará una investigación seria y rigurosa, como debe ser.

Y podíamos agregar más argumentos, todos desde la perspectiva negativa, que aconsejan que en estos casos, tales conductas deberían evitarse y hacerse siempre en todos los casos, sin importar los personajes que estén involucrados, porque ese es el gran propósito que garantizará en Colombia, que todo el proceso investigativo cuente con reglas claras, precisas, imparciales  y concretas, de manera que los funcionaros de la rama judicial, competentes para investigar y sancionar, procedan siempre en la mismas forma, cuya conducta es la que se constituye en el deber ser de un asunto tan delicado como es la administración de justicia.

Por consiguiente, nuestro llamado, que es reiterado en esta oportunidad, espera que contribuya a mermar el tinte de espectáculo de la justicia, que está rodeando los dos caso que mencionamos y que, en consecuencia, tanto las autoridades como las personas vinculados a los procesos y los periodistas y medios de comunicación, asuman y mantengan la conducta sensata  que corresponde en éstos y en casos similares, y que sea una conducta permanente para evitar que la sociedad, muchas veces, movida y estimulada por el morbo informativo, exija que todos los días, haya más información de cómo va y qué habrá de nuevo en cada situación judicial, lo que a la vez genera, el otro juicio paralelo de la sociedad, frente a noticias que deberían ser más cuidadosas en sus contenidos.  

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