lunes, 30 de mayo de 2016



¡NO MÁS ATENTADOS CONTRA LOS PERIODISTAS!


Terminamos una semana, sumamente tensionada, por el secuestro y la posterior liberación de los periodistas SALUD HERNÁNDEZ, DIEGO D´PABLOS y CARLOS MELO. Frente a este hecho, que puede tener muchos calificativos de repudio, ¿qué más podemos decir? Nosotros solamente contamos con la palabra para el trabajo y con la misma, le hacemos frente también a los obstáculos y expresamos nuestras protestas, que por más cargadas de energía y contenido, hasta esa frontera llegamos. ¿Qué tiene que seguir? Diríamos que la respuesta puede ser muy amplia, empezando por quienes cometen estos atropellos, que no tienen razones para explicar y justificar un delito de lesa humanidad. Luego están las autoridades, pero uno entiende, que no están en capacidad de garantizar, en forma efectiva a cada periodista, que lo protegen en cualquier circunstancia profesional.

Todo lo anterior, nos lleva, una vez más a reflexionar, pero específicamente, frente al grupo insurgente Ejército de Liberación Nacional, que en los últimos días, ha tenido conversaciones con el gobierno, orientadas a dialogar sobre la paz, tan anhelada y también tan esquiva, pero tan necesaria, sobre todo, en la época actual, que reclama, otras formas de lucha política, aunque tampoco desconocemos que son muchos y variados los problemas sociales que no han tenido un tratamiento y menos fórmulas adecuadas de solución. Se han ido acumulando con secuelas siempre más graves. Sigue y talvez seguirán represados por muchos años.

Sin embargo, también debemos ser optimistas, a pesar de estos lamentables hechos y ser tercos en que no podemos bajar la guardia si queremos que poco a poco, se vaya allanando el camino más propicio para superar los muchos problemas que vivimos todos los días.

Por eso, desde el ejercicio del periodismo, debemos, no solo informar del acontecer, sino insistir en que cada colombiano, empezando por sus propios actos, aporte lo que esté a su alcance, de manera que hablemos el lenguaje de la no violencia, el lenguaje del respeto por el derecho ajeno, y mantener el espíritu de solidaridad para colaborar cuando se requiera del apoyo para superar dificultades de comunidades que deben afrontar momentos difíciles, como cuando ocurre un desastre en un barrio o en un municipio. En fin, que cada uno sea un gestor y practicante de la pedagogía del convivir con la diferencia pero sin violencia.

Seguramente, nos podrán decir que pecamos de ingenuos, de exageradamente optimistas, pero si no es ese el camino, cuál podría ser el que debemos escoger para que cada uno entregue lo que está a su alcance. Pensamos que únicamente, con el compromiso de individual, que vaya sumando otros, los resultados llegarán todos los días. Y seguramente, el mañana será de otras condiciones de vida, porque los colombianos, todos, sin excepción alguna, tenemos derecho a vivir en paz.  
  


   

domingo, 15 de mayo de 2016


DOS PERIODISTAS MAESTROS

Como estamos celebrando el Día del Maestro, debemos hacer especial énfasis en quienes, como maestros, lo fueron en el campo del periodismo y de las comunicaciones. En esta oportunidad, el homenaje, es además, póstumo. Se trata de don ALFONSO LOPERA LOPERA y HUMBERTO LÓPEZ LÓPEZ. Ambos fueron maestros de los estudiantes en la Universidad de Antioquia.

Don Alfonso dictaba las materias sobre Introducción a las Ciencias de la Comunicación, cuando se iniciaba la carrera; Técnicas de Impresión, cuando se iba como en la mitad de los estudios; y Ética Periodística, cuando se estaba terminando el programa. Sobre la primera, nos anticipaba la trascendencia de la profesión escogida, la manera de conseguir el material para informar, la buena redacción para que nos entendieran lo que decíamos, las distintas fuentes y la forma de acercarnos a ellas, la manera de investigar porque era muy importante saber preguntar y sobre qué asunto. En fin, siempre era su preocupación porque el estudiante alcanzara una visión y comprensión completas del vasto campo del periodismo y de las comunicaciones, para cuya tarea, cada día llegaban equipos que habrían de mejorar el trabajo, sobre todo, por la rapidez para enviar y recibir mensajes.   

En la materia Técnicas de Impresión, en ese entonces, aún se utilizaba el tipómetro para medir espacios. Hoy, todo es electrónico. Se aprendía a hacer el machote o boceto, que hoy es también electrónico, y a distribuir el material, de acuerdo con su importancia, y siempre, para aprovechar al máximo el interés visual, para que no se pasaran contenidos sin que se leyeran. 

Terminaba con la materia Ética Periodística, de la cual publicó su texto de estudio, con sus reflexiones sobre el quehacer profesional. Destacaba temas como el sigilo profesional, que implica un gran respeto por las fuentes. El trato adecuado a las personas con quienes se conversa, cuando es necesario interrogarlos para la tarea investigativa. La búsqueda de la verdad y saber cómo se entiende ésta, sin afectar los derechos de las personas sobre las cuales se informa, sea como actores de la noticia, en forma positiva, o como víctimas de los delincuentes. 

Y el profesor Humberto López López, con la materia sobre Relaciones Públicas, enseñaba la forma de manejar adecuadamente los vínculos que se establecen entre las instituciones y el público, porque de ese tratamiento, dependerán los efectos que surjan cuando se dan a conocer las noticias que provienen de dichas entidades. En la actualidad, de su materia, que ha crecido en contenido y vigencia en el mundo entero, existen programas de posgrado. No podemos negar que en todas partes, las relaciones públicas, incluso en el sector público, demandan de personal cada vez más competente, y las enseñas del profesor López fueron las bases sobre las cuales los programas de especialización se han apoyado para responder a las necesidades crecientes de nuestro medio.  

Han pasado muchos años desde cuando tuvimos el privilegio de ser sus alumnos. Sin embargo, los recuerdos y las enseñanzas aún las mantenemos frescas porque fueron, sobre todo, recomendaciones para toda la vida. Para ser, más allá que profesionales, personas honradas y leales al trabajo. Con conciencia de la tarea que debemos cumplir. A entender lo que pasa en cada momento y en cada lugar. A ser sensibles. Por ello, jamás los olvidaremos y siempre estaremos agradecidos. La gratitud es un sentimiento de quienes reconocemos el aporte de las personas que, como nuestros maestros, nos forjaron para toda la vida. 



domingo, 1 de mayo de 2016



¿CENSURA JURÍDICA, IGNORANCIA DE LOS JUECES O ABUSO DE PODER?


Este es un tema que deberíamos analizar con especial profundidad y con una amplia participación, tanto de periodistas como de abogados, y de muchas personas más. Porque en diversas ocasiones, sobre todo, cuando nos hallamos ante procedimientos o decisiones de los jueces que tienen relación con el trabajo periodístico, en algunas ocasiones se habla, insistentemente, de censura jurídica, que sería otra forma de obstaculizar el trabajo profesional. En esta ocasión, nos vamos a referir al sigilo profesional, que la Constitución Política, en su artículo 74, establece como inviolable.

Lo anterior significa que ninguna autoridad, en especial, la judicial, puede desconocer este mandato vinculante y violarlo, cuando se encuentra frente a una situación que el funcionario considere que exigiendo la respuesta que requiere, tiene éxito en la investigación que realiza, a pesar de que debe saber que su conducta quebranta tal garantía constitucional.

En concreto, nos queremos referir a un juez que en la ciudad de Bogotá, investiga el posible delito de injuria que pudo cometer un periodista que publicó una información, producto de su investigación autorizada y financiada por el medio de comunicación al cual se hallaba vinculado laboralmente el profesional. El medio de comunicación, ante el requerimiento del fiscal, para que lo enterara del autor del informe, desconociendo principios tan caros para el ejercicio profesional, como la lealtad, sin sopesar la respuesta, en forma inmediata dijo el nombre. El fiscal, sin siquiera cumplir el requisito previo de procedibilidad, es decir, sin agotar la audiencia de conciliación, de una vez, imputó cargos al periodista, con el agravante de que excluyó del proceso a la empresa periodística, la empleadora del periodista y contra la cual fue la denuncia.

Por fortuna el medio de comunicación rectificó y aunque la misma no le gustó a la parte afectada ni al fiscal de turno, que no explicó las razones, no fue posible que se aceptara la preclusión del proceso, en favor del periodista acusado.

Sin embargo, como nuestro sistema judicial no prevé que sea el mismo funcionario que inició el proceso, el que continúe con el mismo, se presentó el cambio de fiscal y la nueva, le dio un giro sustancial al proceso y en la audiencia siguiente, pidió la preclusión a favor del periodista imputado, pero solicitó que continuara la actuación con el director del respectivo medio de comunicación, ya que en el texto de la rectificación, el director asume toda la responsabilidad, como debe ser, y afirma que el periodista no fue el autor del materia que originó el proceso, ya que dichos textos fueron incorporados en el proceso de edición.

El juez de conocimiento, es decir, al que le correspondía resolver las peticiones de la fiscal, se negó a acoger las mismas, con el argumento de que si se aceptaba la preclusión para el periodista imputado, podría ser imposible conocer el nombre de los otros periodistas que habrían modificado el texto del mensaje que dio lugar a la rectificación, a pesar de que el director del medio anunció que asumía toda la responsabilidad.

En este caso, sí es evidente que el juez, intenta violar el sigilo profesional, porque quiere que sea el director del medio de comunicación, el que diga quiénes son los autores del texto, a pesar de que existen normas claras, para proteger el sigilo profesional, y para que, como en esta oportunidad, sea el director del medio, quien asuma toda la responsabilidad jurídica por actos de terceras personas que están a su servicio.

Situaciones como la anterior, son las que debemos denunciar ante los demás colegas y la sociedad en general, para evitar que se ejecuten atropellos de esta naturaleza que hacen más daño a la profesión, que provecho a la administración de justicia.