miércoles, 6 de noviembre de 2013


¿POR QUÉ NOS ESTAMOS "CHUZANDO" TODOS?

La mayoría de los medios de comunicación del mundo entero, durante las últimas semanas, han informado y han opinado sobre un fenómeno que podemos decir que es universal y tiene que ver con la práctica desde tiempo atrás, de estar vigilando a todo el mundo, sobre todo, mediante las formas de interceptar las comunicaciones personas que comprenden las llamadas telefónicas, los correos electrónicos y, en general, las conversaciones. En otras palabras, los jefes de Estado, los altos funcionarios, los grupos armados, los diplomáticos y podríamos extendernos mucho más, sin que necesariamente tengan que ser enemigos de determinado gobierno, están siendo acechados en sus actos personalísimos concernientes con el derecho fundamental al ejercicio de la palabra, que está a la vez, ligada, con otros derechos del mismo rango, como el derecho a la intimidad, cuando ésta es compartida. Con el derecho a la privacidad, cuando se trata de reuniones en grupos muy reducidos que conversan sobre asuntos de su interés específico.

Estamos, pues, casi todos, detrás de casi todos. Este ambiente de perseguir, de vigilar, de saber qué dicen los demás, se ha extendido a distintos ámbitos, desde lo gubernamental hasta lo empresarial, y sin la menor duda, llega hasta los campos de organizaciones políticas, de grupos delincuenciales, de investigadores, de comerciantes, de profesionales de distintos campos. Es decir, todos nos acechamos. ¿Por qué ocurre esta situación, cómo la podemos remediar, qué debemos hacer? Son y serán muchos los interrogantes que podríamos seguir formulando.

También estamos vigilados en las calles, en los bancos, en los centros comerciales y muchos lugares más, por las cámaras instaladas en lugares que no vemos. En parte, podría pensarse que es una forma que posibilita la captura de los delincuentes cuando éstos han ejecutado actos en contra de los derechos de los demás.

Esta corta reflexión nos invita a seguir pensando que todos los acechamos, que esa vigilancia es producto de la vida moderna y que la vida moderna, tiene, además de muchas ventajas, otros inconvenientes, como limitar el ejercicio de derechos, y la amenaza y la violación de los mismos. ¿Qué podemos hacer? Les queda este interrogante.

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