domingo, 31 de marzo de 2013

LAS PALABRAS TAMBIÉN ESTÁN CARGADAS DE VIOLENCIA Y PODRÍAN GENERAR UNA GUERRA. UNA CORTA REFLEXIÓN PARA EVITARLAS. EL CASO COLOMBIANO

Las palabras, que también, en algunos casos, están cargadas de contenido violento, tienen capacidad de generar graves y hasta lamentables consecuencias.  Para esta corta reflexión, citamos las columnas de la prensa colombiana, de este domingo 31 de marzo de 2013:

1. Periódico El Tiempo. "La paz tiene muchos enemigos: Mininterior. Fernando Carrillo dice que hay gente que hará lo que sea para tratar de abortar el proceso. Pág. 1. Y continúa la entrevista en la págin 4: "Uribe es una amenaza para la paz": Minterior. Fernando Carrillo dice que Pastrana no tiene credenciales para dar lecciones de paz y que el proceso con las Farc tiene muchos enemigos".

2. Periódico El Espectador. Editorial: Referentes en guerra. "OBAMA MERECE MI SILENCIO", DIJO en enero de 2012 el entonces saliente presidente de Estados Unidos, George W. Bush, acerca de su sucesor. Se negó a criticarlo, pese a las hondas diferencias políticas que había entre uno y otro". Página 42.

3. Periódico El Colombiano. VIOLÍN PRESTADO. LAS "PASTRANADAS" DE ANDRÉS. Por CARLOS ALBERTO GIRALDO. carlosgi@elcolombiano.com.co  "A Andrés Pastrana las Farc lo arrollaron en la infortunada zona de distensión de San Vicente del Caguán: el día de la instalación de los diálogos de paz, ´Tirifijo´ lo dejó esperando junto a la silla vacía. Ese fue el desayuno antes de la comida vinagre que le sirvieron después". Página 28.

Quienes deseen, pueden leer detenidamente los textos completos de las citas anteriores y ojalá lo hagan para mayor ilustración. Porque nuestro propósito no consiste en repetir las expresiones a las cuales les podríamos dar distintos calificativos, pero todos, siempre en el sentido de ser más graves, porque son capaces de incendiar los espíritus y producir nuevos pronunciamientos, cada vez más belicosos, ultrajantes, injuriosos, ofensivos, agraviosos ... pero jamás terminarían. Con la seguridad absoluta de que cada vez, los términos de las respuestas serían más incendiarias y con mayor carga de ira desborada hasta los extremos. Y agreguemos otro factor multiplicar negativo: el papel de transmisión y retransmisión de los distintos medios de comunicación. La sociedad, la gran receptora, no podrá decir que tiene satisfecho su derecho a ser bien informada, sino a manifestar su repudio en esta guerra verbal de nunca acabar.

Los comentarios anteriores ha hecho alusión a que podriamos regresar al pasado, a la corta pero perversa situación de la llamada "Patria Boba", cuando mientras los ejércitos de centralistas y de federalistas se enfrentaban en el campo de batalla, se propiciaron las condiciones para la reconquista española, que fue un corto período sanguinario, comandado por el pacificador Pablo Morillo. Sin embargo, las guerras siguieron y cuando nos llamábamos los Estados Unidos de Colombia, llegó la regeneración con la Constitución de 1886, en cabeza de Rafael Núñez, quien en un momento de lucidez, dijo que la prensa debe ser antorcha y no tea, para que ilumine el camino, como debe ser también en el presente.

Por consiguiente, nuestro modesto aporte consiste en llamar a los expresidentes para que antes de hablar, piensen en Colombia, en sus gentes, en quienes han sufrido las consecuencias de esta guerra que parece no tuviera fin. Porque estamos ante una oportunidad, de las más anheladas por quienes siempre consideramos que la lucha armada, ya perdió toda su lógica, y que ahora, los caminos para promover los cambios son los que se originan en organizaciones sociales y políticas que, con sus propuestas, dadas a conocer por los medios que la democracia pone al alcance, avanzaremos en forma permanente hacia los grandes cambios que tanto necesitamos. Será una lucha que cada vez gane más simpatizantes, que sus organizaciones tracen tareas concretas y las cumplan. En otras palabras, mediante la movilización social y política permanente, en lo local, en lo regional, en lo nacional y hasta si es posible, con eco internacional. Un movimiento parecido a los INDIGNADOS, porque de verdad, estamos indignados frente a una situación que es cada día, más grave y sin asomo o esperanza de solución.

Y de parte de quienes dirigen los medios de comunicación que, en lugar de propiciar las declaraciones insultantes de los expresidentes y de otras personas que tienen representación social, los convoquen a que formulen propuestas, todas orientadas a procesos sociales que hagan posible la paz y la democratización en lo social, en lo económico, en lo políttico y, en general, en todos los campos de la vida colombiana. De esa manera, aunque sea todavía muy utópica nuestra posición, iremos contribuyendo y avanzando hacia los grandes y profundos cambios que neceistamos con suma urgencia en nuestro país. No necesitamos de la violencia, ni física, ni armada, ni de palabras ofensivas, sino de palabras que contienen argumentos, empezando por rechazar la violencia y proponiendo el diálogo civilizado. Ojalá nos lean y nos apoyen.



  



 

martes, 26 de marzo de 2013


CONFIAMOS EN LA PERMANENCIA DE LA RELATORÍA SOBRE LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Durante toda la semana pasada, estuvimos muy preocupados por la sesión de la Organización de Estados Americanos, OEA, en cuya reunión que se realizó el viernes 22 del presente mes de marzo, se tenía previsto la discusión y la posible aprobación de una reforma del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, SIDH, que incluía la exclusión de mecanismos de financiación diferentes a los países miembros, lo cual iba a afectar la trascendental misión que tiene la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, que preside la colombia Catalina Botero.  

Por fortuna, aunque para algunos fue una decisión "agridulce", la resolución, que al final se aprobó por consenso, deja claro que finaliza el proceso de la mencionada reforma, pero aún queda abierto el campo para su debate y examen, promovido por los países del ALBA, los cuales son los autores de las propuestas de reformas.

Nuestro presidente, según publica el periódico El Tiempo del domingo 24 de marzo de 2013, página 9, "(...) ratificó ayer su rechazo a que se debilite la libertad de expresión en el marco de eventuales reformas al funcionamiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA". Y agregó este medio de comunicación sobre las declaraciones del primer mandatario que: "La posición de Colombia sobre la CIDH es muy clara: bienvenidas las reformas que la fortalezcan. No queremos debilitar la libertad de expresión", escribió en su cuenta de Twitter.

Para nosotros, que somos defensores de las libertades públicas y de los derechos humanos, jamás, así sigamos con nuestra utopía, dejaremos de alzar la voz cuando, sin importar el origen de la amenaza, pero ahora, con mayor razón, se pretenda limitar o poner obstáculos al trabajo de quienes tienen la honrosa tarea de velar porque en todo el mundo se respete el derecho fundamental a la libertad de expresión. Por eso, podrán sobrar los argumentos para mantener esta postura, pero ella, será inmodificable porque es la única manera de lograr que los mensajes relativos a informar sobre los actos y decisiones de todo poder, lleguen a la sociedad.

Por consiguiente, los gobernantes, que pretendan adelantar grandes reformas sociales, económicas, políticas y, en general, encaminadas a mayor justicia, que se reclama con insistencia en muchos países, entre ellos, el nuestro, no deben temer en anunciarlas y luchar con los instrumentos legales y democráticos para sacarlas adelante, con la certenza de que cuando proceden en forma honesta y sincera, pero sin abusar el poder que tienen, los medios de comunicación sabrán valorar tan importante trabajo, darlo a conocer a la sociedad y estar en permanente actitud vigilante para que esos esfuerzos se consoliden. De lo contrario, no quedará más camino de denunciar los abusos, los atropellos, las violaciones a los derechos y demás vejámenes que se comentan, así tengan como justificación, un noble propósito, porque en estos casos, como se dice, con la expresión clásica y repetitiva: "el fin no justifica los medios".

martes, 12 de marzo de 2013


EL DERECHO A LA INFORMACIÓN FRENTE A LA SALUD DE LOS GOBERNANTES, A PROPÓSITO DE LA MURTE DEL PRESIDENTE CHAVES


Esta es la segunda ocasión en que nos referimos a este tema, que siempre será de mucha trascendencia en los sistemas políticos clásicos, que hunden sus raíces en la democracia liberal, comparados con los sistemas totalitarios. Para empezar, debemos recordar que en nuestras democracias, una de sus reglas esenciales consiste en la publicidad de todos los actos de los gobernantes con muy pocas excepciones, debidamente justificadas y aceptadas universalmente. En sentido contrario, en los regímenes autoritarios, la norma general es el secretismo y podría decirse que, en sentido contrario, la publicidad del quehacer del gobernante es la excepción.

Ahora, al comparar la publicidad con el secretismo, en el caso concreto de un asunto tan delicado de los gobernantes, como es su estado de salud, es cuando podemos analizar las grandes diferencias que se aprecian de una manera categórica y con grandes repercusiones en sus respectivos países.

Al concretar el examen a la situación del presidente venezolano, Hugo Rafael Chaves Frías, podemos afirmar que no nos queda la menor duda de que solamente en un sistema democrático, por más fallas y defectos que pueda tener y que se son susceptibles de corregirse, es donde es posible que la sociedad entera, tenga la posibilidad de ejercer su derecho a saber la verdad sobre las enfermedades, los tratamientos, las incapacidades, el período de recuperación y, si se llega al extremo, de conocer la muerte de su gobernante, pero jamás, que pasen los días, las semanas y los meses sin que se tenga certeza de lo que está ocurriendo con el respectivo mandatario, quien, además, en forma regular debe estarse comunicando con su comunidad, valga la redundancia.

Porque en una democracia y, específicamente, en relación con la salud de los gobernantes, ésta debe ser de publicidad permanente. Porque, como es apenas natural y normal, en estos sistemas de gobierno, deben existir siempre, entre la autoridad y la sociedad, muchos espacios para dialogar, para informar, para deliberar, para que haya visibilidad del gobernante, porque éste, debe, todos los días, contar qué actividades tiene programas, los lugares de desplazamiento y el quehacer en cada uno de ellos. Lo mismo que de las visitas que recibe, de los documentos que firma, de los proyectos que tiene en estudio, de las relaciones con otras dependencias del Estado y con otras naciones. En otras palabras, es estar en un país, donde se satisfaga de verdad, el derecho fundamental a la información.

Y, cuando no es posible el ejercicio de tan importante derecho, porque los gobernantes callan constantemente, mienten siempre, ocultan la verdad y la tergiversan, entonces, tendremos que decir que, infortunadamente, un régimen, con estas características, tiene que ser denunciado por quienes seguimos fieles a la utopía del derecho, como forma de proclamar y garantizar la convivencia en una sociedad que se precie de ser auténticamente democrática. Por fortuna, en Colombia, a pesar de las dificultades que vivimos, podemos gritar y con mucha fuerza, que vivimos un proceso de construcción permanente de una anhelada democracia, que tendrá que extenderse a todos los campos, con énfasis en lo social, lo económico, lo político, lo lingüísticos y lo jurídico. Creemos no estar equivocados.