lunes, 10 de diciembre de 2012

CELEBRACIÓN QUE NO PODEMOS OLVIDAR: LOS DERECHOS HUMANOS

Aunque parezca una repetición innecesaria, no podemos olvidarnos del diez de diciembre de 1948, cuando las Naciones Unidas dieron a conocer la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Tan trascendental documento, debería hacer parte de la enseñanza, desde el hogar, la temprana infancia, y seguir en la escuela, en el colegio, en la universidad, en el sitio de trabajo. Igualmente, debería ser un compromiso de todos los medios de comunicación, sobre todo, desde le misión educativa, para recordar todos los días, la vigencia y la observancia de los derechos humanos.

También es deber de toda persona, conocerlos, respetarlos, vivirlos y exigir de los gobernantes su difusión y aplicación en la difícil tarea de dirigir los destinos de los pueblos. Y también, hacer la misma exigencia a los particulares. Porque, sin la menor duda, los derechos humanos constituyen la verdadera carta de nevegación, la constitución y los derroteros del mundo entero, porque su contenido, tiene relación con todas las actividades del hombre, empezando por el respeto a la vida, como el primer derecho humano, del cual, somos titulares todos los seres humanos, sin más requisitos, ni exigencias, porque nos vincula a todos, con el carácter de universalidad.

Podriamos extendernos en consideraciones que no son del caso, pero sí es menester, al menos, desde la amplia perspectiva de los periodistas y de los medios de comunicación, detenernos un poco para reflexionar sobre los derechos humanos en nuestro medio, en el pueblo donde vivimos, en las grandes ciudades y en toda Colombia. Y, asimismo, formular varios interrogantes sobre el concimiento que tenemos de ellos y, especialmente, en cuanto a su práctica y el papel de las autoridades para hacerlos conocer y desarrollarlos en todos los planes de acción.

En cuanto nos es pertinente, estamos seguros de que a quienes hemos asumismo la tarea del periodismo y de las comunicaciones, son muy pocos los que diariamente y en todo nuestro quehacer, tenemos como gran referente el derecho humano que tiene relación con cada actividad. Por ejemplo, si al entrevistar a una persona o hablar de ella, respetamos sus derechos esenciales como el buen nombre, la figura o retrato, los datos personales, su dignidad. Si, frente al gobernante, lo interrogamos por el cumplimiento de los deberes que tiene ante la sociedad y la manera de responder a los reclamos de ésta, cuando los haya. Ante una persona privada de la libertad, cuando hablamos con ella, respetamos su situación personal, que de por sí es dolorosa y lo interrogamos para las noticias, teniedo en cuenta su estado y siendo sumamente cuidadosos de no herir sus sentimientos.

Y, así, indefinidamente, haríamos un largo, interesante y necesario ejercicio para que todos los días, y no solamente el diez de diciembre de cada año, recordemos la vigencia de los derechos humanos y su gran signfiicado, si siempre ellos fueron el derrotero del trabajo profesional. Ojalá esta sea la ocasión para hacernos este propósito y luchar todos los días para cumplirlo. Así, poco a poco, pasaríamos de la utopía a la realidad y, con toda certeza, que estimularíamos a muchos más a actuar como nosotros lo hacemos.