domingo, 25 de abril de 2010

¿Intentos de censura?

Un grave incidente que tiene bastante parecido a lo que es una clara expresión de censura y, por tanto, una aberrante manera de abuso del poder, que no podemos admitir, tuvo lugar la semana pasada, por parte del Consejo Nacional Electoral, con motivo del actual proceso electoral, que debe ser un certamen, auténticamente democrático, y una verdadera manifestación de lo que es una forma de ejercicio de la libertad de expresión. Tal situación, nos exige, en consecuencia, examinarla con el debido cuidado y pronunciarnos, enérgicamente.

¿Por qué razones, pretende el Consejo Nacional Electoral que, en forma anticipada, las empresas encuestadoras deben someter a su conocimiento, los cuestionarios que con sus normas técnicas han elaborado, dizque para asegurar que las preguntas no sean sesgadas; por qué prohibir la publicación de una encuestas en los diez días siguientes a la divulgación de otra; por qué obligar a los medios de comunicación a no cambiar las preguntas durante toda la campaña electoral; y por qué abolir los estudios hechos con entrevistas por internet o por teléfono?

Consideramos que no tiene sentido práctico alguno que, cuando falta poco más de un mes para las elecciones del domingo 30 de mayo, se pretenda, en el camino, cambiar las reglas de juego, las cuales, en todo sistema democrático-garantista, tienen que estar promulgadas antes del correspondiente asunto que se va a regular.

Razón tuvieron, para dar a conocer su total desacuerdo, las personas que representan a las empresas encuestadoras y los periodsitas que asistieron a la reunión con el Consejo Nacional Electoral para conocer el nuevo proyecto regulatorio de las encuestas.

Con todo respeto, pero a la vez, con toda la sinceridad del caso, no entendemos por qué un organismo tan importante, como es el Consejo Nacional Electoral, formado por destacados abogados que, como magistrados que son, deben conocer a fondo el mandato del artículo 20 de la Constitución Política, que es sumamente contundente, al establecer que en Colombia no habrá censura. Y a cambio de tan trascendental garantía, ordena que la responsabidiad legal siempre es posterior al acto ejecutado. Por tanto, con qué criterios se intenta ordenar cómo se escriben las preguntas de una encuesta, o se prohíbe la difusión de una encuesta porque no han pasado diez días de la publicación de otra, o no se permite al medio cambiar las preguntas durante la campaña electoral, o no se permiten los estudios que se hagan por internet o por teléfono. Significa, entonces, que si se aplicara tal proyecto, desaparecería la responsabilidad legal posterior, porque no se puede actuar con libertad, conocimiento, voluntad y responsabilidad.

No se puede confundir el trabajo técnico con el trabajo intelectual. El primero, como es obvio, sí requiere de una reglamentación precisa. En cambio, en el terreno del lenguaje, cualquier norma, por aparente insinuación que parezca, no deja de crear malestar, rechazo, inconformidad y, sobre todo, constituirse en una velada forma de censura, porque frente a la palabra, ella siempre será libre para emplearse cuando comunicamos nuestros mensajes, sin importar cuál sea su contenido.

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